jueves, 22 de marzo de 2012

Pupitres.

Unos nenes de una escuela carenciada de zona norte lo único que conocían era el poder judicial, era su única autoridad pero aun así,  entraban y salían todas las noches de la comisaría,  su condición de menores lo permitía.

 En los baños las chicas lloraban porque sus novios habían muerto de un balazo en la cabeza, pero…¿Porque los mataban? les preguntaban las curiosas maestras, Porque iban a trabajar claro, robar  para ellos era un trabajo.                                                                                                               En los recreos se escuchaban tiros   y no eran de adentro, eran de afuera,
el barrio era muy peligroso, la escuela era un refugio para los niños,
hasta que la terminaran, o dejaran de asistir, como Camila que tenia 15 años 
hace unos meses tras una violación quedo embrazada  de su padrastro y su mamá la obligo a abortar en la casa de Mecha, una mujer conocida en el  barrio por sus actos clandestinos. Un jueves lluvioso caminaron con su mamá por las calles de tierra donde todavía no habían llegado las cloacas, Camila tenia mucho miedo, temblando  toco el  timbre y  entraron a la casa de chapa , todo iba bien, hasta que se complico, como casi todos los abortos clandestinos, Camila murió. Al día siguiente la escuela se lleno de angustia, pero no de sorpresa ya que varias chicas habían pasado por la misma situación.

Camila murió como murieron sus sueños de ser doctora y como murieron tantos chicos en la villa, una vida menos, una boca menos para alimentar, una alumna menos y un pupitre vacío. 


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